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'Annette': el engaño de una obstinada y perseverante campaña de publicidad

  • Foto del escritor: Magical Matilda
    Magical Matilda
  • 26 ago 2021
  • 3 Min. de lectura


La persona que diseñó el cartel de ‘Annette’ sabía lo que hacía. La imagen de una pareja heterosexual bailando en una noche cerrada. Ella viste de amarillo. ¿Nos suena de algo? ¿Un musical, quizás? En efecto, el gran éxito ‘La La Land’ sigue en la memoria de muchos. Esta película protagonizada por Emma Stone y Ryan Gosling se estrenó hace tan solo cinco años; a una distancia prudencial de ‘Annette’, pero no tan lejana como para que haya desaparecido de nuestras retinas la imagen del cartel. Auspiciados por esta llamada, que ha sido replicada en todas las redes sociales y que auguraba grandes canciones, son muchos los que se han acercado o se van a acercar a la gran pantalla.


El casting ha sido otro cebo y es que a Adam Driver y a Marion Cotillard no podemos reprocharles nada. El error está en la base y es mucho más profundo que unas actuaciones más que decentes que se han ceñido a una premisa y unas “canciones” completamente vacías. Por eso no nos extraña descubrir que tanto el guion como las canciones las hayan escrito las mismas personas con la misma y exacta desgana.


La película quiere disfrazarse de cinismo y transgresión y transfigurar el género musical, pero el resultado habla por sí solo. Esta producción francesa no genera incomodidad, no invita a la reflexión, sino que ofrece una fragmentación de ideas mal elaboradas. Los juegos meta y las rupturas de la cuarta pared se distribuyen sin coherencia, queriendo apelar a nuestra inteligencia para ofrecernos una absurdez de códigos indescifrables.


El director, Leos Carax, ganador de la Palma de Oro a Mejor Dirección, ha querido acompañar este guion desarticulado con la irritante pretensión de querer descubrirnos algo nuevo. Lo que se supone que es la premisa principal (una pareja profundamente enamorada tiene una hija, Annette, que alterará para siempre sus vidas) tarda en aparecer la friolera de sesenta minutazos. Una hora en la que, si no has leído la sinopsis y no sabes cuánto dura, te planteas si hay suficiente oxígeno en la sala. Y es que no solo pierdes unos bonitos 140 minutos de tu vida, sino que gracias a 'Annette' puede que también pilles una neumonía con los menos quince grados que acostumbran las salas de cine en agosto.


SPOILER


Llega la sorpresa del nacimiento de Annette. La niña no es una humana corriente, es un muñeco de madera animado; un ser grotesco, a caballo entre Renesmee y Lil Miquela, con una semejanza peligrosa con el muñeco de Chucky. Desde luego, da el mismo miedo. El muñeco resulta que también canta y el padre decide explotar a su hija para ganar dinero. Uy, parece que el muñeco de Annette es una metáfora.


Estos personajes pasan de ser una pareja feliz a estar mal de la noche a la mañana. Sin explicación alguna Henry decide pues asesinar a su esposa. Para ofrecerle al espectador algo a lo que agarrarse en este sinsentido, el guion vuelve a intentar hacernos creer que hay algo que pillar. Durante la película se alude de forma repetida a un supuesto “abismo”, una especie lugar oscuro del protagonista donde “no se tiene que mirar”. Tenemos que ser listos porque se nos escapa tanta profundidad.



Sin duda, ‘Annette’ se ha caído en su propio precipicio queriendo abarcar más de lo que podía conseguir y se ha tenido que proveer de un batallón de publicistas para lograr que las salas de cine se llenen.

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